Este 4 de octubre iré a votar para elegir la candidatura presidencial del Frente Amplio. Usted también lo puede hacer. Ojalá lo haga. ¿Marco Arana o Verónica Mendoza? No son las únicas candidaturas, escribo esto cuando el plazo de inscripciones no se ha cerrado pero se han anunciado también las pre-candidaturas de Martin Guerra, de Luis Alberto Salgado y de un dirigente de los pueblos indígenas amazónicos agrupados en Aidesep, pudiendo haber más.

Fiesta de la democracia.

Esto no puede pasar en otras agrupaciones. ¿Se imaginan si en “Peruanos Por el Cambio-PPK” eligieran a otra persona que no fuera PPK? Tendrían que cambiar de nombre y de símbolo del partido. Y si en unas elecciones el caudillo no puede perder, es que no son verdaderas elecciones, son de pantomima. Lo mismo sucede con Keiko Fujimori: ¿podría no ser elegida en su partido? Solo si la derrota Kenji ellos podrían mantener el mismo símbolo que usan ahora, así que la dinastía Fujimori está asegurada con todo y sus nombres auténticamente japoneses. En el Apra, no hay tampoco posibilidades de cambiar las cosas y tener un candidato que no sea el que desde que dejó el cargo anda buscando un tercer mandato. Lo atestigua precisamente Luis Alberto Salgado, durante muchos años militantes del partido aprista, seguidor de las ideas de justicia de Haya de la Torre, a quien no dejaron entrar a los congresos del partido y lo expulsaron ilegalmente, como lo atestigua el amparo constitucional que logró a su favor y que nunca se cumplió.

A la mayoría de peruanos, hay que reconocerlo, esto no les importa. Nuestra democracia es débil y nuestra cultura ciudadana también. La historia nacional es la historia del caudillismo y la formación de un sistema de partidos con organizaciones democráticas sólidas a muchos no les parece importante. Es, sin embargo, fundamental. Miren nomás nuestra historia de los últimos años, desde Fujimori que destruyó la democracia hasta García y Ollanta que se trajeron abajo lo poco que se había recuperado con sus promesas incumplidas y sus gobiernos siguiendo a pie juntillas los lobbies de la Confiep.

Nuevamente, frente al descontento popular ante la triada de candidatos levantados por los medios de la concentración, ”se busca un outsider”. No, no y no. No necesitamos otro outsider como Belmont, Fujimori, Toledo u Ollanta. Por ese camino solo repetiremos la historia, antigua y reciente, con una democracia de pacotilla y con la alianza de grandes grupos económicos y conglomerados de medios de comunicación resultando los verdaderos gobernantes. Necesitamos pueblo organizado, democracia en acción, ciudadanía activa. Necesitamos partidos que merezcan ese nombre. No digo que el Frente Amplio ya lo haya logrado, estamos lejos de ello, pero empezar a practicar la democracia en serio y enseñar con el ejemplo es un paso esencial para iniciar otro camino.

¿Combate o Esto es Guerra?

Para un sentido común las elecciones ciudadanas en el FA anuncian un nuevo “death match”. ¡Que bacán que los candidatos se van sacar los ojos entre ellos!. Queremos ver sangre. ¡Mátalo, mátalo!. No es solo peruano este sentido común, la televisión y cine mundiales están llenas de eso, desde Rocky hasta esa serie B de “El mega tiburón contra el pulpo gigante”. También esa visión de la economía que considera la competencia como una guerra a muerte.

La vida, en realidad, tiene de competencia pero también mucho de cooperación. Mucho más de cooperación, en realidad, como lo veo en la quinta donde vivo y una señora apoya recogiendo los pagos de todos para la luz y la limpieza comunales. Que la inseguridad en las calles, los abusos de los empresarios y la corrupción rampante no nos impidan ver eso. Esa es también la idea que hemos discutido y aprobado en el Frente Amplio: que estas elecciones ciudadanas de nuestra candidatura presidencial sean sobre todo de trabajo conjunto para presentar nuestras ideas en todo el país. Quien quiera ver sangre, que pierda la ilusión y mejor prenda su Tv para ver uno de estos realities de hora pico. Quien quiera más bien la presentación de propuestas para el país que aguce los oídos.

4 de octubre

La fecha del 4 de octubre tiene también su significado político. Pocos días después, en esa misma semana, el 9 de octubre, se inaugura en Lima la Reunión Anual Conjunta de Gobernadores del FMI y el Banco Mundial. Los dos eventos no podrían ser más opuestos, pues tanto el FMI como el BM no practican la democracia: desde su fundación hace más de 60 años siempre el Presidente del Banco “Mundial” es norteamericano, siempre el Director Ejecutivo del FMI es europeo y los países poderosos no han permitido que los países emergentes aumenten su cuota para tener la participación que les corresponde. Las decisiones reales se toman entre EEUU y las potencias europeas. La intromisión que además han hecho estos organismos en muchos países afectando su soberanía, siendo la más reciente la golpiza que le dio el FMI a Grecia, es claramente antidemocrática.

Así que el Frente Amplio, que justamente reclama un cambio de la política económica neoliberal que el FMI y el BM impusieron con Fujimori 25 años atrás, hará sus elecciones abiertas a la ciudadanía en la víspera misma que estos organismos del poder imperial aterricen en nuestras costas con aplausos de Ollanta y su séquito. Les daremos ejemplo de democracia.

Puertas abiertas

Las elecciones ciudadanas del Frente Amplio son parte de la búsqueda de una convergencia electoral de las fuerzas progresistas, descentralistas, nacionalistas y de izquierdas sobre la base de acuerdos programáticos y consideraciones éticas. Debemos derrotar a la derecha y el continuismo. El objetivo es unir a todos los que queremos una Nueva Constitución, el cambio de modelo económico extractivista, la defensa del agua y del ambiente, una lucha frontal contra la corrupción, la soberanía nacional y la recuperación de nuestros recursos, la titulación de 20 millones de hectáreas y un distrito electoral propio para los pueblos indígenas, la vigencia de derechos universales sociales y civiles sin discriminación de ningún tipo, el cese de la persecución a líderes sociales y la recuperación de los derechos laborales.

Tal convergencia tiene que recoger el descontento ciudadano con la política y, por eso, necesita mostrar en la práctica que somos diferentes. Que somos democráticos. Las elecciones ciudadanas son parte esencial de ese camino. Con los brazos abiertos, vamos abriendo trocha.