Marco Arana no es un político tradicional, es un político de la nueva generación que ha emprendido una carrera difícil en llamado por las crisis sociales y ambientales, por las necesidades de la gente, por buscar nuevas alternativas para todos y para todas, queriendo forjar un futuro en real democracia. 

Marco Arana efectivamente está aprendiendo a ser un político, y está aprendiendo a hacerlo con los demás. Va de barrio en barrio, de comunidad en comunidad recogiendo experiencias, escuchando los problemas cotidianos y las justas aspiraciones de las personas en contextos diferentes, volcándolas en propuestas.

Marco Arana no tolera la mentira y la corrupción, creyendo que son males endémicos en la política tradicional y contra lo cual tenemos que luchar –afirma-, hablando con la verdad, cumpliendo con nuestras promesas y trabajando, por y para la gente, con honradez. Por eso Marco revive las esperanzas.

Marco Arana no deja de lado sin embargo varias batallas: combate feroz a la delincuencia, desde sus raíces: mejorando la educación, haciéndola de calidad para todos y generando empleos dignos. Es una batalla también contra la discriminación de cualquier índole: por color de piel, por edad, por género, por sexo, por religión u opinión. Por eso Marco está con todos.

Marco Arana ha mencionado en innumerables encuentros con ciudadanos y ciudadanas que existen dos grandes retos para el Perú: renovar la política y diversificar la economía. Ejes que iluminan el camino en esta prueba de decencia e ideas.

Marco Arana reniega de los caudillismos, más bien promueve los liderazgos múltiples, esa fue la forma en la que construimos desde el 2010 una organización abierta, comprometida con las grandes causas y retos, con solidaridad, amor y anhelos rabiosos de justicia, forjando la unidad con el Frente Amplio. Por eso Marco es presidenciable el 2016.